Advertencia: este texto contiene spoilers del juego Journey. Si aún no lo has jugado, te recomiendo vivir la experiencia por ti mismo antes de continuar.
El llamado del héroe
Journey es un juego en el que despiertas solo en el desierto, como si fueras uno de esos personajes que ha perdido la memoria. No tienes una idea clara de qué está pasando, excepto que te debes dirigir hacia la montaña, sin una idea concreta de qué lograrás o qué se encuentra ahí. Decides avanzar por la arena mientras te das cuenta de que el camino se hace más difícil con cada paso que das.
No es sino hasta que recibes el llamado que comprendes que tú eres el héroe de esta historia. Un ser extraordinario se te presenta y te indica que tu destino es subir hasta llegar a la cima de la montaña para encontrarte con la verdad que ahí se esconde. Tal y como lo expresa Joseph Campbell, este recorrido sigue el patrón del viaje del héroe, donde el protagonista busca transformarse después de llevar a cabo un recorrido único.
Es curioso cómo logras enterarte de esto, puesto que nadie te dice nada nunca. No hay diálogos, no hay texto, no hay más instrucciones que las indispensables. Tocas un botón para saltar y otro para emitir una onda de luz. Eso es todo. La pantalla te indica estas instrucciones para que recuerdes que esto se trata de un videojuego. A pesar de la falta de indicaciones, el mensaje te llega sin ninguna duda y parece que entiendes el objetivo con facilidad. ¿Será que es porque es el mismo viaje que ya has visto y hecho mil veces antes? El mismo viaje que han hecho cientos de personas antes que tú.
Carl Jung llama a estas figuras arquetipos, símbolos universales que emergen del inconsciente colectivo. Y aquí se hace presente el del viejo sabio. La historia de la civilización antigua te la narran algunos murales dispersos por el camino. Es difícil que te pierdas de algo. Aun así, hay cierto margen para que tú interpretes como más te guste. Piensa en este lugar como la mítica Atlántida que describió Platón, un lugar donde la tecnología avanzó a pasos agigantados para finalmente caer estrepitosamente.
Una travesía interior
Si bien es cierto que puedes hacer este viaje acompañado, donde nacen otras sensaciones, yo prefiero la idea de abordar la aventura de manera individual. De esta manera, el mensaje llega de una forma más contundente. La travesía es más o menos la siguiente: el comienzo, aunque confuso y en el desierto, se mantiene cálido y bello, con intensos tonos amarillos y rojos que te serenan. Pero la paleta de colores va cambiando a tonos azules mientras se exploran las cuevas y se convierten en un ambiente totalmente frío y blanco al llegar a la nieve de la montaña.
Mientras vas avanzando, tu bufanda, tu mayor herramienta, te va a ayudar a saltar más alto y a utilizar la energía que te otorgan las alfombras y símbolos de luz que hay por todos los rincones. Tu contacto más cercano con otro ente amigable es cuando te sientas a meditar y vuelves a ver a tu guía: tus ancestros, tu padre, tu madre, tu dios, tus dioses, quien quiera que sea. La ambigüedad de este personaje es esencial. Deja espacio para que proyectes en él tus propias creencias, vivencias o deseos.
Conforme más te vas adentrando en las profundidades del mundo, te encontrarás con las serpientes o leviatanes metálicos que devoran toda la energía de las alfombras voladoras que haya a su alrededor. Quizá representan a los Titanes que destruyeran la antigua civilización, entidades que escaparon del control humano en su obsesión por la luz y el poder.
Muerte, renacimiento y trascendencia
Avanzas y el camino se vuelve más frío, más blanco y lleno de nieve y tempestad. Pero eso ya no te importa. Ya has llegado muy lejos y la montaña que se ilumina al final del camino parece tan cerca que no puedes abandonar. Ahora el brillo y la luz que de ahí emanan te llenan. Eso es suficiente para soportar el frío y tratar de tomar la poca energía que haya de tus compañeras alfombras a lo largo del paisaje congelado.
Pronto te das cuenta de que has llegado a la última zona. La montaña ya está muy cerca, pero el viento y el frío son implacables. La ventisca sopla con toda su fuerza y notas cómo dar un paso se vuelve una tortura para el héroe. Un pie y luego el otro intenta seguir avanzando. La luz de la montaña te llama, pero caes en cuenta de que tu bufanda ha quedado hecha añicos. Apenas parece un pañuelo. Ya no te acompaña. Ya se congeló en el frío. Y entonces caes. Tus rodillas tocan la nieve y en ese momento mueres. El viaje ha terminado.
Si eres una persona muy positiva, quizá puedas creer que no fue así. Porque a continuación unas figuras aparecen: tus dioses, que siempre te han seguido de cerca. O también podrían ser los otros héroes que han caído como tú. Ese es el momento de tu renacer, como un ave fénix. O también podría ser tu subida al paraíso. Pues a continuación te ves rodeado de tanta luz, tanta energía y una música que ha dejado de estar ausente para convertirse en un éxtasis.
Se trata, sin duda, de una vuelta a la vida simbólica. Es como el juego diciéndote: esto es lo que hay más allá de la muerte en este universo y que puede conectar muy bien con algunas de nuestras ideas religiosas más arraigadas, donde existe un paraíso al que nos dirigimos cuando nuestro ser mortal ha dejado de existir.

El eterno retorno
Así, lleno de todas esas emociones, cruzas el cielo y llegas por fin a la luz de la montaña. Te sumerges en el brillo que te absorbe y nada más se sabe de ti. Pero una estrella aparece en el cielo, cruza todos los lugares que visitaste y te deja de vuelta como si nada hubiera pasado, en el cálido desierto, para que decidas por tu propia voluntad si vas a iniciar un nuevo viaje.
Es así como Journey termina y vuelve a comenzar. Algunos describen este episodio como una experiencia de trascendencia, es decir, que busca dejar una huella de tu propia persona con algo más grande que tú. Eres parte de ese ser mayor. Como lo señaló Mircea Eliade, este tipo de estructura cíclica representa el eterno retorno, la repetición ritualizada de un viaje sagrado que conecta al ser humano con lo trascendente y que está presente en todas las religiones a lo largo de la historia.
Quiero decir que este juego es como una especie de microcosmos que busca conectar al héroe con su parte espiritual. Esta experiencia trata de condensar un viaje de autodescubrimiento más allá de lo material, haciendo uso del mínimo de detalles y conceptos. Condensa una experiencia profundamente humana en gráficos simples, y hacerlo sin un lenguaje escrito o hablado es algo que lo convierte en un juego de arte universal.
Cuando lo jugué, tras haber leído de él, quedé un poco decepcionado al final, pero fue en el momento en el que quise describir mi experiencia en el juego, y cuando volví a iniciar el viaje, cuando me di cuenta de la grandeza que se puede encontrar en algo tan sencillo.
ficha técnica
Desarrollador: thatgamecompany
Distribuidor: Sony Computer Entertainment
Director: Jenova Chen
Compositor: Austin Wintory
Género: Aventura / Exploración / Indie
Plataformas: PS5, iOS, PC (Steam)
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